Sant Joan de Boí

Sant Joan de Boí es la iglesia que conserva más elementos arquitectónicos del primer momento constructivo que se produce en la Vall de Boí en el siglo XI.

De planta basilical (como Sant Climent y Santa Maria de Taüll), en Sant Joan de Boí destaca el conjunto de pinturas murales que se encontraron decorando el interior de las naves con escenas como la Lapidación de San Esteban, los Juglares o el Bestiario.

En la última restauración se quiso dar a la iglesia un aspecto lo más similar posible a como sería a principios del siglo XII; por eso, se revocó el interior y se hizo copia de todos los fragmentos de pintura mural conservados actualmente en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.

En Sant Joan de Boí podemos ver qué función cumplían las pinturas murales románicas y cuál era el aspecto original de estas iglesias.

Cronología

s.XI
Primer momento constructivo.

s. XII
Reforma del campanario.

s.XVI – s.XIX
Reformas diversas que afectan a la estructura original.

1920-1923
Primera extracción de pinturas.

1976-1978
Segunda extracción de pinturas y restauración.

1997-1998
Restauración y copia de las pinturas.

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Historia

El municipio de la Vall de Boí toma el nombre del pueblo de Boí, este núcleo era uno de los más importantes del valle en la época medieval. Es el único del que tenemos constancia que estaba fortificado, ya que se han conservado restos de la muralla y las torres de vigilancia.

La primera referencia escrita del pueblo de Boí data del 1064, se menciona como “ipsa illa de Bogin” junto con otros pueblos del valle en pactos de venta e intercambio de diversas posesiones entre los condes del Pallars Jussà y los condes del Pallars Sobirà.

Desde la Edad Media y hasta avanzado el siglo XVIII, las parroquias de la Vall de Boí disponían de una organización eclesiástica autónoma basada en las co-rectorías. Esta autonomía se veía favorecida por la lejanía de la sede episcopal, y se basaba en el repartimiento de las tareas y las rentas de cada parroquia entre diversos co-rectores que siempre tenían que ser originarios del valle. Sus reuniones se celebraban en el santuario de Caldes de Boí.

Las formas de la arquitectura

Sant Joan de Boí es un edificio de planta basilical de tres naves separadas por arcos de medio punto que reposan sobre columnas y pilares macizos de poca altura. Las naves están cubiertas por un envigado de madera a doble vertiente y, originalmente, estaban coronadas por tres ábsides semicirculares. El ábside central fue derribado durante el proceso de reformas arquitectónicas que se llevaron a término en la iglesia durante los siglos XVII y XVIII, actualmente solo se conservan los arcos presbiterales.

El campanario es de planta cuadrada, tiene tres pisos de altura y está adosado al muro sur, cerca de la cabecera.

Un vistazo al exterior

Los muros de la iglesia y la base del campanario están construidos con sillares irregulares, pertenecen al primer periodo constructivo del románico, en el siglo XI.

El campanario nos muestra la evolución constructiva de la iglesia: la base, corresponde al primer periodo del románico, los dos pisos siguientes son del siglo XII, y el último piso es de factura moderna. En los dos primeros pisos podemos ver la decoración lombarda con los arquillos ciegos y los frisos de diente de sierra.

La decoración lombarda también la encontramos en las absidiolas laterales. La absidiola sur se reconstruyó en la restauración de los años 1970. El original había sido derribado entre los siglos XVII y XVIII, igual que el ábside principal.

Murales exteriores y grafits

En la iglesia de Sant Joan de Boí se conservaron excepcionales restos de pintura mural exterior, actualmente podemos ver una copia, los originales están en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.

Situadas en la fachada norte de la iglesia, alrededor del arco de medio punto de la puerta, las pinturas representaban una teofanía. En la parte central podemos ver una forma circular, sostenida por cuatro ángeles, que habría contenido la imagen de un crismón. A un lado de esta escena había representado un santo con un libro en la mano, en los otros tres personajes que contemplan la visión central. Una cenefa con motivos geométricos enmarca todo el conjunto.

Las pinturas y el revoque estaban protegidos por un pórtico que fue derribado en época moderna. Fue en este momento cuando se dejó hacer uso del acceso lateral y se va abrió la puerta actual a los pies de la iglesia.

Todavía se conserva en el muro norte la decoración de los revoques de mortero de cal y juntas vistas de color blanco alrededor de los sillares.

A cada lado de la puerta, debajo de las pinturas murales, también se conservaron unos grafitis de época medieval donde se distinguen diversas escenas de carácter militar, con torres, personajes tocando trompas, caballos y estrellas.

Un vistazo al interior

Sant Joan de Boí tiene los muros interiores revocados y pintados, así es como deberían ser la mayoría de los interiores de las iglesias románicas en la Vall de Boí. El revoque y las pinturas actuales son una reproducción, las originales se conservan en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.

A partir de las escenas conservadas en Sant Joan de Boí se deduce que el programa iconográfico de las naves de la iglesia se dividía en dos niveles de representación: los santos o bienaventurados, que ocupan la mayor parte de los muros y representan el universo celestial; y los animales del bestiario, criaturas que pueblan el mundo terrenal, que se representan en escenas significativamente situadas debajo de los anteriores, como la parte baja de los muros o los intradoses de los arcos. Cerrando el repertorio, en el muro occidental, habría representado el Juicio Final (solo se conservan algunas escenas, pero no están reproducidas en la iglesia).

Las pinturas murales de las iglesias cumplían la función de transmitir la moral cristiana del momento mediante conductas a seguir. Los bestiarios servían para transmitir estas ideas.

El bestiario

Los animales eran representados a menudo con un significado moralizante en capiteles, libros o, como en Sant Joan de Boí, en la pintura mural.
La principal fuente de información eran los libros denominados “bestiarios”, que recogían noticias de los animales conocidos (reales o fantásticos) con descripciones de sus características físicas y la interpretación moralizante de sus hábitos y costumbres, que personificaban vicios y virtudes humanas.

El origen de los bestiarios es el “Physiologus”, un texto del siglo II que ejemplificaba con animales las normas cristianas. Durante más de mil años sirvió de inspiración a teólogos y pintores y se escribieron copias en toda Europa.

El elefante

Representado con cuernos y con unas orejas muy pequeñas, probablemente porque el pintor nunca había visto un elefante y su representación no se basa en el conocimiento científico sino en la repetición de modelos o descripciones de bestiarios anteriores. En los bestiarios, el elefante se describe como un animal con virtudes positivas, simbolizando la castidad y la fortaleza.

El león

Es el rey del reino animal y personifica a Cristo. Los bestiarios explican que cuando nacen las crías de la leona, están sin vida durante tres días, y es gracias al aliento de león que cobran vida. El simbolismo del león hace referencia a la resurrección de Cristo.

La pantera

Representada como un cuadrúpedo con una flor de lis, la pantera se caracteriza en los bestiarios por sus manchas blancas y negras, simbolizando los ojos de Dios. Se explica que después de comer, la pantera duerme durante tres días en una cueva y que, al despertar, da un gran grito que emite un perfume que atrae al resto de animales. El aliento perfumado simboliza la voz de Cristo que hace llegar su palabra a todas partes.

El gallo

En el tímpano de la puerta norte hay la representación de un gallo. El canto del gallo a la aurora nos avisa del nacimiento de un nuevo día, es un símbolo de resurrección.

El camello

Simboliza la humildad y la obediencia. El camello es un animal utilizado durante la edad media para el transporte de las mercancías, y por el hecho de arrodillarse para poder ser cargado se identifica con ser servicial.

El resto de los animales representados como el osne, el carcoliti o el Magr no tienen un significado que haya llegado hasta nuestros días.

Más escenas significativas

La Lapidación de San Esteban

San Esteban está arrodillado y levanta las manos orando, arriba se representa la mano de Dios que con un rayo de luz ilumina al santo mientras tres personajes le lanzan piedras. Los tres verdugos están en posturas diferentes para representar el movimiento: el último toma impulso, el del medio se prepara y el primero está lanzando la piedra. Como es habitual, podemos identificar los personajes negativos porque están representados de perfil, mientras que el santo se muestra de frente, de cara al espectador, y tranquilo a pesar del martirio que soporta gracias a la iluminación divina. Esta escena representa la fortaleza del mártir, como un ejemplo a seguir, las pruebas y las dificultades que han de superar los buenos fieles.

Los juglares

Esta escena en el muro norte representa tres personajes masculinos, un equilibrista del revés que parece querer coger unas espadas con la boca, un malabarista y un músico tocando un arpa. Su indumentaria corresponde a la de los juglares de la época. Las tres figuras van vestidas con túnicas cortas y con pantalones de forma acampanada atados con unas cintas entrecruzadas. Esta escena es una representación de la fiesta y la celebración en el universo celestial, de la música y la alegría de la que son partícipes los personajes sagrados, los bienaventurados.

El pecador

En el intradós de uno de los arcos aparece representada una figura humana con una prótesis en la pierna izquierda y haciendo el gesto de tocarse el sexo Por su situación dentro de la iglesia, este personaje forma parte del registro donde se representan las criaturas terrenales, y presenta una clara función moralizante, su actitud obscena y sus problemas físicos representan sus defectos morales.

Bestia apocalíptica

En el muro oeste de la iglesia está el dragón de las siete cabezas, la bestia apocalíptica, imagen que formaba parte del Juicio Final, que debía ocupar todo el muro occidental. La representación del inferno y del paraíso actuaba ante los fieles como recordatorio de lo que les esperaba en el más allá, dependiendo de su comportamiento en la Tierra.

Las pilas románicas

Delante de la pintura de la bestia apocalíptica, encontramos la pila bautismal románica. Su ubicación muestra como la pintura y la arquitectura van de la mano para transmitir el mismo mensaje: la salvación del alma mediante el bautismo ante la advertencia del inferno.

La otra pila románica que se conserva en la iglesia la encontramos enterrada en medio de la nave lateral sur. Su función era la de guardar el aceite que se utilizaba para iluminar la iglesia. Las pilas del aceite solían tener una tapa de madera que no se ha conservado.

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